En el campo de la oratoria, la excelencia viene como la mayor formula o el mejor ingrediente recomendado para ser grandes oradores día a día, la excelencia te abre puertas, expande tus horizontes, te da la confianza que necesitas para mejorar constantemente, y sobretodo te da las fuerzas que necesitas para afrontar tu cotidiano vivir.
Al hablar en público, el orador sabe y está consciente que la excelencia es parte de su vida, que sin ella sus discursos son simples bálsamos en las personas, solo acarician y no transforman. No se debe confundir la excelencia con la perfección, las cosas no siempre salen como uno lo espera, pero si se puede aprender de todo lo que vivimos, de eso trata la excelencia, aprender de nuestros propios errores, valorar lo que tenemos y dar mucho valor a quienes nos rodean. Hay excelentes padres, pero no perfectos, hay excelentes hijos, pero no perfectos, hay excelentes amigos, maestros, alumnos, deportistas, artistas, músicos, oradores, en todos los casos hay excelencia, pero OJO no hay perfección. Puedes leer también mi articulo “la excelencia en el orador“.
Por tanto, ser excelente es mejorar, transformar, cambiar nuestros malos hábitos, dejar los vicios, renunciar a la pereza y malos sentimientos, un gran orador es excelente como ser humano, formado de buenos valores y principios.
Comentarios
Publicar un comentario